12 noviembre 2014

El Blog del Marketing

Las cosas de los post patrocinados

Reconozco que a veces soy bastante intenso con el tema de las publicaciones en El blog del Marketing. Hay días que estoy inspirado o que me apetece desahogar mis sensaciones en este rincón llamado blog y entonces me pongo a escribir y a soltar todo lo que tengo en mi cabeza como si fuera una ametralladora.

Y se que eso puede resultar algo cansino.

Si además algunos de los contenidos sobre los que escribo tienen un cierto tufo a post patrocinados, imagino que a algunos o a muchos de mis lectores (mi hermano entre ellos, que me ha amenazado con que si no bajo el número de post patrocinado dejará de leerme) les darán ganas de cerrar Internet y dedicar su valioso tiempo a cosas más productivas e interesantes.

Hoy me ha pasado una cosa que todavía no soy capaz de calificar. He descubierto hace poco una nueva plataforma de post patrocinados que me ha parecido bastante interesante. Hasta ahí todo normal. Al poco de haber aceptado mi registro en dicha plataforma, me llegó un email diciéndome que tenía la posibilidad de hacer un post patrocinado.

Hasta aquí todo normal. O relativamente normal. Lo curioso fue cuando me he logado en la web para ver los detalles de dicha colaboración. Y lo que he encontrado ha sido bastante extraño, por no decir que poco profesional. Lo primero ningún tipo de directriz. Solo un par de enlaces a los que han de apuntar un par de palabras clave, pero nada más.

Igualmente he decidido aceptar, confiando en que al analizar dichos enlaces entendería un poco mejor de lo que tenía que escribir. He sido un tio aplicado. He hecho click en la web Gmail Inicio, que era sobre la que tenía que escribir y que supuestamente habla sobre cómo poder hacer un doble inicio de sesión en una cuenta Gmail.

Nada sería extraño hasta aquí, si no fuera porque la web que he tenido que leer no tenía ni pies ni cabeza. Estaba escrita de la misma forma que si un chaval de instituto hubiera copiado un texto en cualquier idioma y lo hubiera traducido con cualquier traductor de medio pelo. Absolutamente incomprensible para cualquier hispano-parlante.

Lo curioso del asunto es que como no había ningún otro requerimiento en las instrucciones de la redacción del post más allá de que el mismo tenía que tener una extensión de un mínimo de 300 palabras (cosa que he cumplido hace tiempo), asumo que toda esta rareza terminará como si de una cosa seria se tratara.

Mola, ¿no?

No hay comentarios: