24 febrero 2011

El Blog del Marketing

Learnings from a prestigious business school


Me vais a permitir que sea pedante con esta entrada. Para empezar, el título en inglés porque suena más cool (otro término pedante sobre todo si tenemos en cuenta que en nuestro propio idioma tenemos traducciones muy válidas del mismo). Seguramente continuaré en una línea bastante repelente, pero creo que la temática de esta entrada no merece otro posicionamiento. De todos modos, si crees que no estás preparado para seguir leyendo, es tu momento!

Quería poner por escrito algunas enseñanzas o aprendizajes que he metido en la mochila desde que hace ya once años y pico, tuviera la oportunidad (y suerte) de estudiar un MBA en una "prestigiosa escuela de negocios de Madrid". 

Antes de nada -y sobre todo antes de que dejéis de leer- dejadme explicar por qué me refiero al Instituto de Empresa como "una prestigiosa escuela de negocios de Madrid". Resulta que la mayoría de asignaturas -si no todas- tenían como forma de aprendizaje el llamado método del caso, y muchos de los casos expuestos hacían referencia al Instituto de Empresa (es decir, a sí mismos) de esta forma tan rimbombante y de algún modo consiguen que de esa forma termine incrustado a fuego en tu cerebro.

Pero no he venido aquí hablar de esta escuela de negocios en particular, sino del aprendizaje que yo (y posiblemente sólo sean aplicables a mi mismo) saqué de diez meses de una intensidad hasta entonces desconocida para mi y que fueron el primer acercamiento a lo que supone la realidad laboral... y eso no tiene precio.

Estas fueron algunas de las lecciones que este servidor extrajo de su paso por el IE:


1.- Hay que venir "llorado" de casa:

Creo que esto va con el caracter de la gente, y yo no sé muy bien si ya lo llevaba de serie cuando empecé el master o me lo inculcaron mientras lo iba realizando, pero recuerdo perfectamente que el primer día de clase, nuestro director de programa (MBA) nos puso un ejemplo muy gráfico de lo que significaba "venir lloradito de casa", que creo que fue la expresión que utilizó.

El ejemplo era algo así como que si tal día y a tal hora, había que entregar un caso práctico, un trabajo o cualquier cosa... de nada servían las excusas para justificar un retraso en la entrega del mismo. Decía algo así como: "Me da igual que se haya muerto tu abuela, que tu perro se haya comido los apuntes o que la impresora dejó de funcionar. El trabajo ha de entregarse en esta fecha. Está o no está, pero a mi no me vengais con lloros y excusas. Hay que venir lloradito de casa, y si no está, estás suspenso. Punto"

Conviene apuntar en este momento que el sistema de puntuación, por campana de Gauss y que ,por definición del programa, había un porcentaje que a pesar de haber pagado una buena cantidad de euros por hacer el master, no lo terminaría y, por tanto, no obtendría la titulación, por lo que un suspenso era un gran peso que arrastrabas y que podía dar al traste con tu objetivo.

Pero volviendo a la enseñanza en sí, diré que no puedo estar más de acuerdo con ella, y que intento seguirla a rajatabla. Y si la sigo conmigo mismo, con más razón intento aplicarla con la gente que trabaja conmigo. Es lo que peor llevo de la gente. La informalidad... pero más aún en el ámbito laboral. Pero además por un tema de sentido común y buena praxis empresarial. Si tu llegas tarde conmigo, comprometes mi fecha de entrega con mi superior, y a la vez puedes comprometer la de este con el suyo... y todo por TU culpa. Por tu falta de previsión, por tu pereza, por tu desidia o -peor aún- por tu desinterés.

Ocurren cosas, es cierto... pero así es la vida. Recuerdo una ocasión en la que descubrí un error en la programación de un proceso del que era responsable. Lejos de hablar con el cliente y contarle mi vida, me quedé trabajando 48 horas sin descanso para arreglar mi propia cagada y evitar así mover las fechas de entrega. Porque para mi es algo marcado a fuego y que se puede negociar (o al menos intentarlo) al principio. Pero una vez se marca una fecha en el calendario, más te vale ponerle unos cuantos círculos rojos, porque esa fecha "va a misa" y todo lo que ocurra desde que la fijas hasta que tienes la entrega no son más que circunstancias que has de saber controlar o manejar.


2.- Hay más cabrones que orejas

Frase de un gran amigo (que terminó siendo profesor del IE, y uno de los mejores, por cierto) que es la segunda de las enseñanzas que extraje de un entorno tan competitivo (por no decir hijoputístico) como el que puedes encontrar en cualquiera de estas "prestigiosas escuelas de negocio". Es muy curioso comprobar como dentro de tu propio grupo de trabajo, normalmente compuesto por una mezcla variopinta de carreras universitarias y experiencias profesionales, con un objetivo común que se ve reflejado en una calificación de un trabajo de forma homogénea entre los integrantes del grupo en cuestión, el de al lado, el de enfrente o, no digamos el de detrás, está dispuesto a clavarte un cuchillo por la espalda, por el lateral e incluso de frente si así lo prefieres.

Una cosa es competencia, otra competitividad, y otra hijoputismo. Y lo que se llevaba era exactamente esto último. Pelotas que hacían suyo tus frases, supuestos compañeros que copiaban tus ideas de modo sibilino o descarado (el famoso copy&paste). Gente sin escrúpulos que después de conseguir exámenes parecidos de años pasados, no los compartían ni con sus (supuestos) mejores amigos, o que eran incapaces de aportar nada al grupo, para tratar de llevarse esa buena impresión del profesor de turno que, a poco que fuera espabilado, identificaban rápidamente a estas alimañas chupa-sangre que tan de moda están en la empresa privada hoy en día, y que basan su éxito en pura apariencia y en ponerse medallas que en muchas ocasiones no les corresponden.


3.- Trabajar en un entorno multi-disciplinar donde cada uno puede aportar... o todo lo contrario

Una cosa que comprobé en mi propia piel es la capacidad de adaptación que tenemos las personas en función del entorno en el que nos movamos. Actuamos como cabeza de ratón o como cola de león en función de la necesidad que sintamos o del output que pensamos que podemos aportar y el impacto del mismo en el resultado final del grupo.

Soy el primero en reconocer que si tienes un grupo de trabajo fuerte, te, acomodas y tu rol es distinto de si sientes la necesidad de "empujar" para conseguir buenos resultados, porque el nivel del grupo es peor. No creo que sea bueno ni malo, sino algo natural y humano, pero varios amigos me lo echaron en cara al comprobar mi involucración en el segundo grupo (eminentemente superior a la del primero).

Saber moverte en función de lo que se espere de ti o del trabajo que tienes que desarrollar lo considero tan importante como saber hacer bien las cosas (que, por cierto, se presuponen). Esto es muy típico en el entorno profesional, dónde te das cuenta de que no todo el mundo tiene la misma preparación, ni los mismos conocimientos, ni las mismas ganas, ni el mismo saber estar... pero las cosas han de salir (y afortunadamente salen) adelante. Unas veces gracias a unos y otras gracias a otros... pero el rol desempeñado por cada uno en distintos ámbitos de trabajo puede ser muy distinto y es importante adaptar tu propio comportamiento a los mismos.


En  fin. Supongo que después de este monólogo en formato "abuelo cebolleta" os preguntaréis si realmente estas fueron las enseñanzas que me llevé en la mochila después de un año magnífico de mi vida. Fueron estas y  muchas más. Y la más importante de todas (que no es una enseñanza en sí misma) fue conocer y hacer grandes amigos por los que apostaría o a los que seguiría a ojos cerrados en cualquier circunstancia de mi vida profesional y personal 

(cabe decir que dentro de mis amigos, el hijoputismo no está bien visto y que ninguno de nosotros nos caracterizamos precisamente por llevar ese mal en la sangre)

13 comentarios:

Borxio dijo...

Joder, y ni un comentario al prestigioso claustro de profesores?.

Alguno habría del que aprendiste algo.

Borxio

Pedro Molleda dijo...

Profesores?

no recuerdo a ninguno, pero si te diré que la mayoría me parecían un poco cretinos con eso de la corbata Hermès dada la vuelta para que todos pudiéramos ver la etiqueta

;)

abrazo!!

Jesus dijo...

Estoy de acuerdo con todos y cada uno de los puntos que has comentado, pero en mi caso cuando alguien me pregunta:
¿Que sacaste en claro de tu máster?
¿Vale para algo?
Siempre respondo lo mismo. Yo desarrolle la capacidad de reconocer los roles de cada persona con la que trabajé dentro de un grupo más o menos constante en el tiempo, tras 13 meses cambié varias veces de grupo, al final tardaba 2 horas en identificar la tipología de roles que cada uno iba a cumplir dentro del grupo, a continuación me dispongo a definirlos:

- El lider: tira del grupo, es concreto en sus argumentos y nunca pierde de vista el verdadero objetivo del trabajo.

- El creativo: Rival directo del lider, si te despistas se va por las nubes y te acaba hablando del turismo en tegucigalpa.

- El que se agobia: este en particular me irrita mucho, su única función es verlo todo muy negro o imposible, sin aportar ninguna solución.

-Los obreros: de "estos" (hablo en plural porque siempre hay varios que se posicionan en este rol) podemos decir que son curritos a secas, no aportan ideas, no opinan, no se posicionan e intentan molestar lo menos posible, ellos esperan que le digan que es lo que tienen que hacer, lo hacen como buenamente son capaces y no se preocupan de nada más.

El despistado: Nunca tiene la culpa de no enterarse de nada, siempre tiene escusas o problemas cuando le toca hacer algo,suele tener una tranquilidad excesiva, realmente le suda un huevo el master porque el ha venido a conocer gente.

-El vende humo: a este lo defines muy bien en tu post, recuerdo a uno de mis "vende humo" en particular y me pongo todavía de mala...me tranquilizo recordando que un día al salir de clase le habían robado el coche, menudo careto se le quedo al payasete...

Mi rol...dejemoslo en que siempre era el más guapo de mi grupo.

Un saludo!

Pedro Molleda dijo...

Gran comentario Jesús.
suscribo punto por punto esos perfiles (que dicho de paso dan para un post en sí mismo)

olvidas quizás incluir a "El impulsivo", que es el animador del grupo, el que enseguida agarra papel y boli, el flipchart o el portatil para empezar a "supuestamente" hacer cosas

pero en realidad es un obrero encubierto... solo es apariencia... parece un empujador, pero es pura fachada!!

salu2

Anónimo dijo...

Sinceros aplausos para Jesús por los perfiles aportados. Totalmente de acuerdo con "el impulsivo" incorporado por Pedro y me permito incorporar otro perfil cancerígeno en los grupos: "el que se cree creativo", normalmente son despistados camuflados que intentan que parezca que aportan o obreros que no asumen sus carencias para liderar y dado que por conocimientos no les da, deciden que tiene que ser por creatividad (donde creen que todo vale, bajo el argumento de que todo es subjetivo). Son pesadísimos y ralentizan/paralizan constantemente todas las decisiones.

Fernando

P.D. Algún día expondré mis ideas sobre el sobrevalorado "trabajo en equipo"

Borxio dijo...

Espero que de tu profesor de Marketing II recuerdes algo más (y útil) que lo de las corbatas,,,,,,,,,,desafradecido

Miss Nessa dijo...

Me fascinó la frase: "Una cosa es competencia, otra competitividad, y otra hijoputismo"... Y BTW me encanta tu blog y amo el marketing y la publicidad, nunca opinaba nada, pero bueno ahui tenes.

Pedro Molleda dijo...

Borxio... soy un desagradecido (y un mamerto también)

Miss Nessa, me alegro que te hayan gustado mis frases absurdas y espero seguir viéndote por aquí (lo de comentar ya es de nota)

Salu2

Pedro Molleda dijo...

Y por cierto, Fernando... acabo de darme cuenta que los perfiles de un grupo de master (así como determinados roles en el trabajo) dan para un post realmente jugoso!!

salu2 y gracias por comentar

Wilson dijo...

Me ha gustado mucho el post, muy ameno! En mi caso particular estoy desmotivado con el trabajo por cuenta ajena, hago lo que me encargan (bien eso si) y punto. Me la suda ascender o ganar más o tirar del carro o ser parte del remolque.

Sólo estoy esperando el momento adecuado para emprender algo por mi cuenta, ahí si pondré toda la ilusión y toda la carne en el asador de lo que soy capaz.

Pedro Molleda dijo...

Gracias por su comentario Wilson... si bien le recomendaría que meta algo de motivación laboral en su vida,... porque tal y como están las cosas, está la cosa como para andar por ahí en "low profile mode"

salu2

Fernando Summers dijo...

gran reflejo de la realidad de los masters, que a su vez son un reflejo de las empresas y a su vez de la socidad... a mí lo que me preocupa es que e asunto vaya a peor y cada vez sea todo más un "teatro" donde estemos haciendo el imbécil con nuestras vidas, que de eso ya hay puñados que se apuntan a ello...

Sr. Macwire dijo...

Una vez te he conocido he podido notar que eres un hombre de estudios