Los tiempos están cambiando (ya lo decía Loquillo), pero en todo lo que tenga que ver con la tecnología, la velocidad del cambio es aún mayor. Casi supersónica, y diría que el único límite a la revolución tecnológica lo da la capacidad del hombre a adaptarse a dichos cambios.
La adopción de nuevas herramientas y aplicaciones solo tiene el freno que las personas le damos. A fin de cuenta cambiar formas y costumbres no es algo inmediato. Sin embargo siempre ocurre. Antes o después la tecnología se termina imponiendo por pura lógica, y los seres humanos vamos cambiando nuestros hábitos y acostumbrándonos a los cambios y novedades que nos trae la tecnología.
¿Acaso se imagina alguien trabajar sin email? ¿Y unas vacaciones sin teléfono móvil para buscar el mejor restaurante o el hotel de tu próxima noche? Pensad en las esperas de los hospitales o los centros de salud. La gente ya no lee revistas, sino que juega o se entretiene con su móvil. Todo ha cambiado y seguirá cambiando, queramos o no.
Lo mismo ha ocurrido con la forma de comprar. Y no hablo de la incursión del e-commerce en nuestras vidas, como demuestra la evolución de la facturación de gigantes como Amazon. Ahora (al menos en mi caso), Internet es mi primera opción a la hora de comprar casi cualquier cosa.. Pero incluso dentro de las webs de comercio electrónico y aplicaciones encontramos diferentes opciones que se están poniendo de moda y diría que sin vuelta atrás.

Zapatos, vuelos, ropa deportiva, electrónica, etc. Prueba y me cuentas. He estado navegando por su web durante media hora y he visto grandes ofertas como para perder la cabeza (eso si, ahorrando unos euros).
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