26 febrero 2016

El Blog del Marketing

El sprinter que se quedó sin velocidad punta

Soy un sprinter. Y siempre lo he sido. Para todo o para casi todo siempre he guardado una bala en el cargador, y la he usado cuando he sentido que realmente la necesitaba.

Creo que hay dos tipos de personas. Las que aprietan cuando es necesario y las que mantienen una velocidad constante y no necesitan de ningún tipo de artificio para salvar los muebles, porque su constancia y trabajo les ha llevado hasta la orilla sin riesgo de encallar o quedarse sin viento en las velas.

Y lo aprecio y envidio desde que soy pequeño. Pero es momento de reconocer que soy un sprinter y que lo he sido toda mi vida.

Y ahora, con la perspectiva que me dan los años, las canas y el poco pelo, me doy cuenta que ser una cosa u otra es algo que nos viene dado (si bien se puede / debe modelar). Yo no elegí ser un perro durante todo el curso y apretar al final como si no hubiera un mañana. Pero lo hacía. Y desde muy jovencito (y viendo a mi hijo Jaime jugar al fútbol esforzándose lo mismo pero destacando o estudiar bajo la ley del mínimo esfuerzo pero sacando buenas notas, creo que lo entiendo aún más)

Recuerdo una situación que en su momento catalogué en la categoría de drama/injusticia, por la que mi profesor de matemáticas, en 6º de EGB (si, EGB, qué pasa?) me puso un castigo ejemplar que a la postre, poca influencia tuvo en mi comportamiento posterior. Parece ser que durante todo el curso fui suspendiendo sistemáticamente la asignatura de matemáticas, pero llegada la "recuperación" de Junio, pulsé el botón de "turbo boost" y saqué un 8, lo que evitaba (una vez más) llevar ninguna asignatura a verano.

Pero Graciano -ahora creo que con muy buen criterio conceptual, que no práctico- decidió suspenderme y dejarme la asignatura para Septiembre, a lo que protesté enérgicamente porque la realidad era que había sacado un 8 en el examen de recuperación, lo que sobre el papel, me libraba de tener que hacer el examen de recuperación.

Recuerdo que mi madre fue a hablar con el profesor y este le dijo algo como "Señora, su hijo se ha estado riendo de mi y de la clase todo el año, y ha estudiado cuando le ha dado la gana, así que ahora me da la gana a mi que suspenda y que tenga que preprarla para Septiembre"

Imagino que mi madre trataría de protestar (no recuerdo bien los detalles), pero el caso es que fue la primera  y única asignatura que dejé para verano en mi época escolar. Después de estudiar en Playa América con la ayuda de mi tío Richi, saqué otro 8,, y asunto resuelto.

Pero la cosa es que soy así siempre y en todo. Confío en mi demasiado. En mi capacidad de reación. En mi sprint final. Saqué así toda la carrera. En los casos más desesperados estudiaba la noche antes y me presentaba al examen sin dormir. Normalmente no era tan extremo. Preparaba las asignatura un par de semanas antes y confiaba en mi capacidad de concentración (sobrenatural en mi opinión) de los últimos 2 o 3 días para afrontar cualquier asignatura.

En el MBA que hice en el Instituto de Empresa me pasó algo parecido. En el primer periodo cambié mi modelo de estudio, y metía más horas que pichichi, y cuando ví que quedaba exento de la zona de riesgo (bendita campana de gauss) me dediqué a estudiar menos horas y con más intensidad (concentración) y mis calificaciones no hicieron sino mejorar

Y hoy pensndo en la media maratón que tengo en Vigo el próximo 10 de abril, me he dado cuenta de que también me he convertido en un runner que confía más en su cabeza y capacidad de sacrificio durante la carrera que en la constancia y el esfuerzo continuado. Se que tengo una cabeza que hasta ahora me ha sacado de apuros (la última 1/2 maratón de Sevilla así lo demostró), pero creo que estoy jugando con fuego y acabaré cagándola tarde o temprano.

Me estoy agarrando a excusas baratas como una molestia en el tendón de aquiles que me operaron hace 10 años para espaciar mis carreras y también para correr menos km cada vez que me calzo mis zapatillas, y todo es porque confío en mi capacidad de concentración y sacrificio en carrera (en el momento de verdad... como ocurría en los exámenes). Pero creo que no tardaré mucho en contaros que este sprinter de todo a 100 se ha quedado sin velocidad punta

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