A veces pienso que la tecnología y especialmente Internet nos está volviendo un poco acomodados, pero sin embargo al instante me doy cuenta de que precisamente son las cosas que han de aportar la tecnología a nuestras vidas, y desde luego que lo hacen.
Encontramos páginas como Topformación, que agrega todo lo relacionado con carreras universitarias, másters, cursos y oposiciones permitiendo a quién quiera formarse, evitar tener que pasar por los centros de formación y universidades que existen en el mercado (que son unos cuantos)
Hace poco compré unas zapatillas para correr y me encantó que dentro de la web de Deporr me ofrecían la posibilidad de comparar en función de la talla, la marca, el tipo de pisada, etc. A golpe de click las opciones iban filtrándose solas y la elección final se iba simplificando entre aquellas que mejor se adecuaban a mis criterios de búsqueda.
Ocurre lo mismo en muchos otros sectores en los que la compra tiene más relevancia por su cuantía o por su grado de vinculación futura (un seguro, una hipoteca, etc). Ahí han llegado los grandes comparadores para ayudarnos a elegir, con soluciones basadas en la tecnología y recopilar las características de los productos que más nos convienen en diferentes entidades bancarias o aseguradoras para poder así encontrar la opción más ventajosa para el cliente.
Lo mismo ocurre en el sector hotelero con los motores de búsqueda que todos utilizamos para al menos recopilar información (e incluso terminar la reserva) que nos evita ir peinando web a web las distintas cadenas hoteleras, compañías de avión, de alquiler de coches, etc... ahorrándonos un buen puñado de horas a la hora de realizar el proceso de búsqueda y reserva -por ejemplo- de nuestras vacaciones.
Todo vía tecnología y todo en pos de ponérselo fácil al cliente (y de paso a cambio de un buen % de comisión en el caso de los motores de búsqueda para hoteles, y del acceso a las bbdd de clientes en otros casos)
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