25 junio 2025

El Blog del Marketing

La importancia del acompañamiento en tu gestión online

autónomo


En el ADN del emprendimiento está aventurarse con todo lo que se ponga por delante. Ese espíritu combativo forjado a base de mil batallas en el ámbito financiero, comercial, de marketing, gestión de personal, nóminas y desde hace unos años, la gestión digital son solo algunos de los asuntos a los que se enfrentan constantemente muchas pequeñas y medianas empresas. Algunas de ellas cuentan con ayudas gracias a software muy completos que hay en el mercado y que con un bajo coste, te permiten afrontar algunos de esos retos.

Pero un asunto capital es la gestión de la plataforma de ecommerce, la página web (y su posicionamiento que tan importante es) y por supuesto tener unas redes sociales de calidad y con contenido relevante. Para esto, lo más normal buscar una agencia de publicidad online que te acompañe, ya que es un mundo cambiante y bastante complejo. Sin embargo, no es sencillo elegir a la mejor agencia y que se convierta en algo más que en un proveedor. En un socio que entienda las necesidades de tu negocio y la hoja de ruta establecida para el éxito. Pero para que un proveedor tenga el compromiso de un partner, lo primero de todo debería ser un ejercicio de introsprección. O dicho de otra manera, no podemos exigirle a un tercero que nos acompañe a lo largo de ningún camino si no hemos hecho una reflexión de los objetivos estratégicos online que tenemos como empresa.

De cada uno de esos objetivos que queremos alcanzar, lo normal sería que las diferentes agencias evaluadas pudieran presentarte una hoja de ruta con unas pinceladas suficientes, pero sin todo el detalle, para que puedas evaluar la manera de llegar a tus objetivos. Desde luego las referencias de otros clientes o su experiencia en los asuntos que resulten capitales para conseguir tus objetivos son otros factores a tener en cuenta. Pero si me dejáis que os de un consejo, no os agarréis únicamente a la colección de logos que puedan tener en su página web, o en el dossier que te hagan llegar. Muestra interés por el tipo de proyecto que llevaron a cabo con aquellas empresas que creas que pueden tener alguna semejanza con la tuya. Pregunta y entiende bien todo lo que puedas. Desde metodología hasta resultados, aunque sea algún dato a alto nivel.

Desde luego, como en la vida, la electricidad que sientas cuando tengas el primer contacto, es importante. A fin de cuenta, las empreas las conformamos una colección de personas,.. y la afinidad personal y la confianza que puedan transmitirte es algo que acostumbramos a pasar por alto, pero que en mi opinión es importante. También creo que, si bien hay grandes líderes capaces de exportar toneladas de "buenrollismo" y empatía suficiente como para entender rápidamente tus necesidades y adaptarse a ellas como por arte de magia, no estaría mal que entendieras el equipo de trabajo para cada una de las labores en las que van a colaborar con tu marca. Aunque tengan experiencia como agencia, necesitas estar seguro de que el equipo es el adecuado, o todo se quedará en una bonita presentación de PowerPoint.

En resumen, que elegir un socio para definir e implementar tu estrategia digital no es tarea sencilla, pero la satisfacción de encontrarlo y ver cómo van ocurriendo las cosas que tenáis previstas en tu plan estratégio (hoja de ruta) bien compensa el estrés de dicha elección. Suerte y al toro, tienes el éxito a la vuelta de la esquina.

24 junio 2025

El Blog del Marketing

El mejor verano de nuestras vidas #UnVeranoMemorable2025

verano summer


Supongo que de una forma u otra, estamos aquí para disfrutar. La vida es muy bonita y muy corta para centrarse en las cosas malas en vez de hacerlo en las buenas. Siempre es mejor quedarse con lo positivo que fijarte en aquello que no funciona, o que podría ser diferente. El vaso medio lleno o medio vacío. La luz o la oscuridad. El control de cada parámetro de tu vida o la adrenalina y el vértigo que puede causarte sentir que te estás dejando ir, empujado por el viento de cola, y sin un control absoluto de la situación.

Siempre que pienso en esa sensación de "vértigo y descontrol", me acuerdo de mi adolescencia, recorriendo en bicicleta las montañas de mi querida Cantabria con mi grupo de amigos. Subiendo, cada uno empujaba con lo que podía. Antes o después, todos llegábamos a la cima de la montaña, independientemente de la pendiente o de la dignidad con la que lo hiciéramos. Pero en nuestros ojos había resiliencia absoluta, porque todos conocíamos el premio de llegar arriba: La bajada.

Pero cada uno de nosotros es diferente. Cada persona gestiona "sus cuestas" de una forma distinta. En la bici de montaña y en la vida. Yo recuerdo que siempre me tiraba como un loco, siendo plenamente consciente del peligro de hacerlo así, pero disfrutando de la adrenalina y del "uy, uy, uy" con el que tenía que afrontar cada curva en caminos de tierra, cada charco que atravesabas a 60km/h o cada salto que dábamos. Y me caí un montón de veces. Y alguna de esas veces me di un susto de muerte, golpeándome contra el guardarrail y cayendo ladera abajo por una montaña, hasta golpearme el casco contra el tronco de un árbol. 

Pero afortunadamente nunca me pasó nada grave, y disfruté muchísimo del camino. De cada bajada. ¿Tenía todos los elementos bajo control? No. Ni mucho menos. Pero siempre buscaba un poco más de velocidad, un poco más de riesgo, porque el viento en la cara y la sensación de ir gestionando cada curva sobre la marcha siempre me dio oxígeno, y ese oxígeno me hacía sentir vivo.

Afortunadamente no todos éramos iguales. La mayoría de mis amigos eran más prudentes. O solían serlo, porque supongo que hay algo contagioso en sentir la electricidad tan cerca, y de vez en cuando, mientras bajaba, escuchaba un grito detrás de mí... fruto de esa inyección de adrenalina que te atraviesa cuando sientes esa pérdida de control tan adictiva. 

Yo nunca quise influir en la forma de gestionar las bajadas de mis amigos, pero disfrutaba de cada salida en bicicleta como si fuera la última. Y hoy, de camino al trabajo, pensaba que de algún modo, así he gestionado mi vida. Es verdad... no soy reflexivo y me guío por el instinto. Y me equivoco. Muchas veces. Y algunas de esas veces, mis decisiones impactan a la gente a la que quieres, y eso duele... pero sabiendo que tengo cosas que mejorar, reconozco que me gusta sentir el viento al bajar la montaña.

Imaginaros este verano, y todos los veranos de nuestra vida. A medida que se acerca el día en el que cierras el portátil y le dices adiós al trabajo hasta dentro de tres semanas, noto ese viento de cola. Noto esos nervios y esas ganas recorriendo mi espina dorsal. Y pienso en disfrutar. En familia, con amigos, del golf, de la playa, del deporte, de las cervezas, la comida... de la vida.

Porque vivir es lo que hacemos mientras estamos vivos. No hablo de que tengamos que vivir al máximo como si fuéramos una estrella del Rock&Roll, y cruzar líneas rojas que atentan directamente contra la salud y el sentido común. Pero dentro de las posibilidades de cada uno, la vida y la forma de vivir es una actitud. Ni siquiera es una decisión, porque aunque quieras exprimirla cual limón, tienes que tener un exprimidor a mano (saber hacerlo... dependiendo de tu forma de ser).

Tengo una amiga (de hecho dos) a la que por mucho que le aconsejes que viva, que disfrute y sienta el viento de cola empujando fuerte... No puede. Recuerdo hablando con ella en Torrelavega, hace un montón de años. Probablemente 20. Quizás más. Trataba de ayudarle, dándole mi opinión para anular sus "puntos de infelicidad", pero ella me presentaba argumentos cada vez más retorcidos para volver a su espiral constante de negatividad y frustración. De hecho, siempre cuento la anécdota de que uno de los días, recogiéndola en su casa para ir a tomar algo y presentarle a alguno de mis amigos (porque iba a vivir en Torrelavega una temporada), encontré un libro en su salón que se titulaba más o menos "Cómo ser infeliz y disfrutarlo". Estoy seguro que no era ese título, pero mi memoria de Dori lo recuerda más o menos así. Y es significativo, la verdad.

Y con esto quiero decir que por mucho que nos planteemos hacer las cosas de una forma u otra, las haremos conformes a nuestra personalidad. Somos lo que somos, y eso no se puede cambiar por mucho que queramos ver el vaso medio lleno... nuestra mente lo ve medio vacío. ¿Recordáis esa "polémica" con relación al color de un vestido de hace unos años? Pues supongo que es igual. Tu mente lo procesa de una forma, por mucho que otros quieran convencerte de que estás equivocado.

Ahora bien, lo cortés no quita lo valiente. Vivir es lo que hacemos mientras estamos vivos, así que pienso tomarme este verano de 2025 (igual que hice con los anteriores y que haré en los siguientes) como otra oportunidad más de pasar un ¡verano memorable! ¿Te apuntas? Sube, que te llevo, pero no grites mucho cuando sientas la velocidad en las curvas... es todo cuesta abajo.

#UnVeranoMemorable2025


03 junio 2025

El Blog del Marketing

Me echaron "droja" en el Cola-Cao. Clásicos de los 90 (3)



Quizás este vídeo no sea tan conocido como el de "contigo no, bicho" o el último de "pim, pam, toma lacasitos", pero entre mis amigos fue un clásico y por eso quería compartirlo con vosotros. El vídeo es autoexplicativo y no tiene desperdicio.

Una historia que arranca con un hombre que emigra a Suiza para trabajar, y que a su vuelta a la localidad coruñesa de Cariño, se separa de su mujer y comienza a frecuentar a "mujeres de vida alegre", que le visitan a domicilio y, según sus propias palabras, le roban aproximadamente 4 millones de pesetas (24.000€ para los más jóvenes).

La historia en sí es mítica, y está contada con cierto "rintintín"


El Blog del Marketing

Pim pam, toma lacasitos. Clásicos de los 90 (2)

Este vídeo no tiene desperdicio. Es completamente diferente al anterior que compartí en esta serie de "clásicos de los 90". En esta ocasión tengo que decir que no me siento identificado en absoluto con el comportamiento del protagonista, que en un control policial y en estado lamentable (borracho y drogadísimo), se dedica a vacilar a los agentes de la Guardia Civil. O peor aún, a presumir de su lamentable estado, lo que a la postre, le generaría una "dudosa visibilidad" en Internet.



Lo cierto es que con el tiempo encontré una entrevista que le hicieron al protagonista hace unos años. Digamos que en cierto modo, le dan una oportunidad de rebobinar.