Hoy me paso por
aquí para compartir con vosotros una reflexión de vida. Lo sé, no es lo mejor
ni lo más entretenido del mundo, puede que ni siquiera os planteéis dedicar
vuestro tiempo a leerme, pero me apetecía plasmarlo sobre "la
pantalla".
Hace poco, hablando con un buen amigo, salió el tema de los límites. Huelga decir que a este respecto, caben unos cuantos cientos de trillones de aspectos destacables, pero nosotros nos centramos en una conversación banal, lejos de querer sacar de ella una reflexión vital. Pero qué queréis que os diga, son las tres de la mañana, me he desvelado y a mi neurona le ha dado por dar saltitos de un lado a otro.
Si consultamos la definición de límite a la
Real Academia Española, nos responde con lo
siguiente:
1. m. Línea real o imaginaria que separa dos terrenos, dos países, dos territorios.
2. m. Fin, término. U. en aposición en casos como dimensiones límite, situación límite.
3. m. Extremo a que llega un determinado tiempo. El límite de este plazo es inamovible.
4. m. Extremo que pueden alcanzar lo físico y lo anímico. Llegó al límite de sus fuerzas.
5. m. Mat. En una
secuencia infinita de magnitudes, magnitud fija a la que se aproximan cada vez
más los términos de la secuencia. Así, la secuencia de los números 2n/(n+1),
siendo n la serie de los números naturales, tiene como límite el número 2.
Dejemos de lado la primera y la última acepción. Si nos quedamos con la segunda, tercera y cuarta podemos entender que se trata de lo extremo, del final, incluso.
Si lo llevamos a un
ámbito más psicológico, podríamos definirlo como esa barrera que salvaguarda
nuestro espacio físico o emocional que
necesitamos para desarrollarnos como personas; los límites forman parte de
nuestra identidad, de nuestra proyección para con los demás. Y aquí quería
llegar yo, a los demás… a los límites personales.
Existen 6 tipos:
- Límites físicos: se refieren al espacio personal y al contacto físico.
- Límites
intelectuales: se refieren a pensamientos e ideas.
- Límites
emocionales: se refieren a los sentimientos de una persona.
- Límites sexuales:
se refieren a los aspectos emocionales, intelectuales y físicos de la
sexualidad.
- Límites materiales:
se refieren al dinero y posesiones.
Decidimos aquello
que queremos compartir y con quién hacerlo. Al igual que atenta contra este
límite que nos hurten, roben o nos coaccionen. Si bien es cierto que la
confianza juega un papel importante en este aspecto. Puedes prestarle dinero o
el coche a tu amigo, pero no lo harás con alguien que acabas de conocer hace
unas horas. Es, a mi entender, el límite más sencillo de todos. Nunca darás más
de lo que tienes, y siempre lo harás con el corazón en la mano, ya que nadie da nada sin querer hacerlo. Obviamente dejamos fuera de esta ecuación lo que anteriormente he
mencionado como atentado a ello (hurto, robo, coacción).
- Límites temporales: se
refieren a cómo una persona utiliza su tiempo.
La vida pasa
deprisa y cada uno debe gestionar el tiempo del que dispone de la mejor forma
posible. No diré que le dediques tiempo a X aspecto, entre otras cosas porque
eso sería traspasar este límite, porque no todos somos iguales ni valoramos las
mismas cosas, nuestras vivencias nos llevan por derroteros que nos diferencian
por miles de motivos. Lo único que podría señalar aquí es que debemos dividirlo
de la mejor forma posible. Dedicando segundos, minutos y horas a aquello que
nos emociona, que nos hace sentir vivos o querer vivir, que nos ayuda a
sentirnos plenos.
Y volvemos al
motivo de este post, la conversación con mi amigo.
Él me decía que lo
importante en una relación, eran los límites, que dentro de ellos "todo
vale" y yo, que todo lo analizo, todo lo cuestiono…me preguntaba "¿Y
dónde está el tope?, ¿Dónde está ese fin del que habla la segunda acepción de la RAE?"
Porque un límite es subjetivo, cambiante, flexible. Obviamente, no hablo
de violarlo, pero existen factores humanos, inherentes a cada persona,
que pueden doblegar o modificar esos límites. Me encanta la
ñoñería, la cursilería, así que lo llamaré magia. Ese factor que hace
que el límite físico desaparezca hasta sentirte cómodo incluso cuando la
distancia física se reduce a un piel a piel, los límites intelectual y
emocional se vean colapsados por el huracán que esa magia arrastra
consigo y hace que todo lo que se opina o se comparte se vea gratamente
aceptado, el límite sexual se doblegue hasta querer sentirlo todo,
el límite material se disipe convirtiendo un tuyo o un mío en un nuestro
y el límite temporal se fusione con las manecillas del reloj para ajustar cada
segundo de tu vida a lo verdaderamente importante.
Sin embargo coincido con él
en que la intensidad crece con el tiempo. Que ahora mismo no somos los
mismos que hace un mes, que hace un año, que hace una década. Porque crecemos,
tomamos decisiones, nos equivocamos, nos caemos y nos levantamos, cada
día.
Él defiende la esencia
de las personas, es menos analítico y más impulsivo. Yo… bueno, siempre he sido
muy curiosa, me encanta hablar, me encanta saber, amo analizar cada
suceso, persona o cosa.
Es por eso que, ya
dándome las cuatro largas de la mañana, pienso sobre mis límites, sobre los límites de
los demás. Pienso dónde pone cada uno el “stop”, la pausa. Si lo hace
consciente o inconscientemente. Pienso en el amor, ése que rompe todas las
barreras, incluso aquellas que nos imponemos sin pensar. Pienso en lo
importante que es ir por la vida con los ojos bien abiertos…sólo cerrándolos
para besar… y para dormir, que no son horas ya para seguir hablando de mi
libro.
Buenas noches,
buenos días, buenas tardes. Gracias por haber llegado hasta el final.
1 comentario:
La Real academia de la lengua se te queda corta porque en cada post superas tus límites y es mejor que el anterior, tu prosa es fresca adaptada a todos los públicos y de tu pluma salen reflexiones que nos hace deternos y pensar.
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